Una mujer que de un día a otro vio como el amor cambio su vida completamente, antes era libre como el viento y su cuerpo le pertenecía, ahora parece que por vivir con un hombre tiene que ser su esclava y no ver a otro más. Aunque esas ideas tienen que morir, porque si ella es la que lleva la comida a la casa porque vende frutas en el mercado, también puede hacer algo de dinero si se come una polla y eso no debe ser motivo de escándalo. Su coño también necesita tener una polla diferente dentro y la prostitución es una excusa perfecta para decir que lo hace por necesidad.