Un hombre que quiere estar solo, seguramente hará una guarrada de la que no quiere que nadie sepa. Pero no tiene presente, que Dios es omnipresente y puede ver todo lo que hace. Y este tío lo va a descubrir de una forma un poco bizarra, ya que mientras intenta masturbarse, aparecen tres monjas trans y le meten la polla en la boca. Tal vez debe ser la penitencia a pagar por tocarse de forma libidinosa. Lo cierto es que estas religiosas tienen pollas y se la meten por el culo al pobre pecador que no puede hacer otra que pagar su penitencia por romper las reglas divinas de la iglesia.