Una clase de arte requiere entender varias cosas, una de ellas es la proporción entre los cuerpos, estos son necesarios para pasar de garabatos a verdaderas obras de arte. Lo mismos trazos deben ser coherentes con la realidad, ya que eso de lo bizarro solo es útil cientos de años después. Pero esta tierna jovencita no se deja inundar por las técnicas y opiniones, entiende que todo es subjetivo y lo único que quiere es ser enculada por su compañero sobre ese sofá. Luego que ella le hace una mamada de polla y él le folla el coño, es turno de la follada anal.