Una rusa delgada que entiende que el mundo cambio, el muro cayo y además la cortina de hierro con él, todo es diferente ahora. Aunque muchas insistan en las tradiciones se deben seguir, ella no quiere ser la esposa de nadie y mucho menos ahora que hay esos sitios donde ella puede ir a recibir placer con tan solo unos pocos billetes. Es genial para ella porque luego que le manosean el coño, se monta sobre el masajista y tiene muchos orgasmos. Ni siquiera sabe cómo se llama el chaval, no le importa. Para no es más que una polla dura que se puede meter en la raja para sentir placer.