Al escuchar los ruidos, abre los ojos, se levanta con mucho cuidado y va prendiendo las luces de la casa para ver quién puede estar. Espera que no sea un intruso y que no termine todo en algo peligroso, y por suerte solo se trata de su suegra tetona que está en la cocina a media noche con ganas de follar. Su mujer está dormida –la hija– y es buen momento para darle una follada a la madura y así complacer su coño un buen rato. A fin de cuentas, también tiene derecho a tener ganas y algún hombre la tiene que follar para que ella no tenga que reprimir esos deseos.