Un esposo que sabe que su religión condena a los hombres que abandonan a su esposa o aquellos que no cubren sus necesidades, por eso sale todos los días a trabajar para que ella pueda tener todos los gustos que su mediocre salario le permiten. Y ella es muy agradecida, porque no se reprime a la hora de buscar su felicidad, sobre todo cuando mete a su amante a su casa y está recibiendo una buena follada en la cocina que ha comprado su marido. Aunque lo que importa es que su coño tenga una polla grande dentro y todo lo demás son convencionalismos sociales inútiles.