Ganarse la vida en su país era muy duro para ella, tenía que despertar muy temprano porque los que venden verduras madrugan todos. Luego satisfacerlos sexualmente y solo así podía volver a casa con comida. Pero en este país todo es perfecto para la novata asiática. Porque vive en un edificio y todos sus clientes están ahí. Ella solo tiene que ir puerta por puerta y al final del día tiene dinero que puede gastar en lo que quiere. Pero hay uno que siempre le deja una rotura de culo y un baño de semen en la cara. Pero ese siempre le paga más de 5 euros por las molestias.