Su novio le llevó flores a casa, pero lo que ella no se imaginaba es que lo hacía para follarle el culo. Durante años ella se había negado a practicar sexo anal, decía que le dolería. Él ya no sabía que hacer, así que un día compró un ramo de flores, se lo llevó a casa y le dijo cuanto la quería. Ella estaba contenta y emocionada, hasta tal punto que el tío percibió como se dilataba su ano. Fue el momento perfecto para pegar una buena follada, pero esta vez sería diferente, esta vez le follaría el culo. A regañadientes ella aceptó, los gestos mitad dolor mitad placer que se aprecian en la cara de la chica lo dicen todo. Finalmente, cuando por fin su polla estaba completamente dentro de su ano, fue cuando empezó a disfrutarlo de verdad.