No puede irse de fiesta, al menos por esta vez está castigada. Eso fue lo que dijo su padre cuando la vio vestida con ganas de ir a putear en la calle. Ella ya está descontrolada y no hay forma de hacer que cierre las piernas, se ha convertido en una guarra a la que la moral no significa nada. Pero lo peor es que es una desobediente que no hará caso al castigo, y para evitar que su hermano la delate con papá, la muy zorra lo masturba. Sabe que ningún chico se resiste a que le hagan una paja y le chupen la polla, así que él no tiene la culpa de que su hermana sea tan puta.