Recibir personas de todo el mundo todos los días que buscan una cama donde dormir pero además tienen diferentes costumbres y hablan diferentes idiomas, es un trabajo muy duro. Pero muy mal pagado sin duda y no deja tiempo para la diversión. No hay nadie que disfrute haciendo ese trabajo; con excepción de esta chica. Porque es la camarera del hotel que también monta pollas por dinero. Ella se pasea por los cuartos y luego de hacer mamadas, se gana una follada que además es bien remunerada por los clientes quienes están felices de follarla. Y vamos que las propinas son gordas.