Sus amigas ya la mayoría se fueron de este mundo y las que quedan, están en una casa de retiro donde pasan sus últimas horas tejiendo y jugando al bingo. Ganando galletas y haciendo ropa que sus nietos no van a usar. Pero esta anciana es una abuelita zorra y ella tiene un negro que le come el coño. Es lo que la hace feliz y en eso usa su dinero de la pensión. Paga a un chaval que tiene una polla negra bien grande y luego de darle una lamida, le da una follada y se ocupa que su coño viejo y arrugado este muy feliz. Tal vez no será la abuela perfecta pero sí que es una zorra muy feliz.