Esperar a su marido sentada en la cama es casi que una tradición en todo el tiempo que tienen de matrimonio. Parece un ritual que ella no piensa dejar que se pierda porque siempre termina muy bien para ella. La ama de casa siempre aguarda con una sonrisa y al entrar el tío, ella le pregunta cómo fue su día. Luego que ha dicho dos palabras se quita la ropa y hace que él saque su polla para ella hacerle una mamada. Luego viene su montada diaria, se monta a cabalgar su verga con muchas ganas para que sienta su coño y la haga tener algunos orgasmos.